martes, 10 de septiembre de 2013

The Killing, el final de una tercera temporada impresionante

Teniendo en cuenta que en el final de la segunda temporada se resolvía finalmente el caso Rosie Larsen dejándonos un agrio sabor de boca, no sabia qué esperar de la tercera temporada de The Killing . Sin embargo la lluvia sobre la gris Seattle y su parte más oscura me acabaron seduciendo. 

Retomando la obsesión de Sarah Linden con el dibujo del pequeño Adrian, que ya nos habían mostrado en las temporadas anteriores, y con el caso Seward de fondo, no sólo recuperamos a la Linden más implicada y humana que nunca, sino también al Stephen Holder (Joel Kinnaman) más cercano y romántico, dando un nuevo aspecto a unos personajes que ya nos son familiares. 

Un nuevo caso de desapariciones de chicas marginadas, adolescentes que se prostituyen para evitar dormir en la calle, acaba enlazado con el caso Seward, aquel que en el pasado obsesionó tanto  a Linden hasta el extremo de acabar en un sanatorio mental, y que nos plantea la duda razonable de si un inocente está a punto de ser ahorcado, cumpliendo la pena capital.



Las escenas en la prisión, en el corredor de la muerte, nos descubren a unos carceleros a los que vemos evolucionar a medida que se acerca la ejecución de Seward, y a un Peter Sarsgaard realmente soberbio en su papel de Ray Seward, condenado a la pena máxima por la muerte de su mujer, y que en el penúltimo capítulo es capaz de ponernos los pelos de punta, con una actuación que merece YA un Emmy . Sinceramente , el episodio "Six Minutes" se merece al menos la nominación porque todos están increíbles, y la trama secundaria se cierra magistralmente.

Si bien la serie ha sido más completa en su desarrollo que no en su final, si que ver a una Sarah totalmente desencajada y fuera de sus casillas (grande Mireille Enos), con un Holder a su lado totalmente impotente, nos dejan con  ganas de una cuarta temporada, que esta vez se la tiene bien merecida. 


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