Florence decide comprar una vieja casa en Hardborough para abrir una librería. Parece una buena idea, ya que no hay ninguna en el pueblo, y ella ya había trabajado en una Londres, además Old House llevaba mucho tiempo abandonada.
Pero en el pueblo son muchos los que están en contra de la librería, lo que hace que Florence intente por todos los medios llevar su negocio a buen puerto. A pesar que la casa contiene un espíritu burlón, que ellos llaman rapper, que tampoco le facilitará las cosas, consigue la ayuda de la pequeña Christine, una niña de 9 años que será la encargada de la librería, aunque quizá se le deja demasiada libertad de acción...
La humedad de la casa se acaba traspasando al lector, que empieza a sentirse incómodo, como hacen sentir a Florence, que acabará pagando cara la mezquindad de los poderosos del pueblo, centrados en el personaje de Violet, que vetaban todo aquello que no podían controlar.
La libreria, de Penelope Fitzgerald
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